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Madre, gracias por enseñarme que amar también es resistir.
Por quedarte cuando dolía, por hablar cuando temblabas, por callar cuando entendiste. Tu amor me formó sin alzar la voz. Hoy camino gracias a tu paciencia, a tu entrega invisible. Eres el refugio donde nunca tuve que pedir permiso. Celebro tu vida, tu historia, tu cansancio y tu fuerza. Feliz día, mamá. Eres raíz, viento, abrazo y todo.