Hay atardeceres que no se miran, se sienten. Como abrazos

Hay atardeceres que no se miran, se sienten. Como abrazos largos del cielo que nos enseñan a soltar lo que ya pesa.
Hay atardeceres que no se miran, se sienten. El cielo se inclina con ternura sobre nosotros, como un amigo silencioso. En su luz dorada aprendemos a dejar ir, a respirar más lento, a aceptar lo que fue y abrirnos a lo que viene con calma. 🌅